De apariencia feroz y mirada inexpresiva, el Tiburón recorre nuestras aguas en uno de sus ámbitos más genuinos.
Por falta de información, cuando se habla de Tiburones se los relaciona únicamente con mares cálidos y zonas tropicales. Este concepto es completa mente erróneo.
Más de trescientas especies de Tiburones pueblan las aguas de nuestro planeta. En nuestro ámbito marino, varios son los tipos de escualos que accidental mente o como residentes autóctonos podemos citar.
La forma de estos peces es evolutiva mente hablando asombrosa. Su "diseño" hidro dinámico le permitió haber sobrevivido a cientos de millones de años de evolución siendo un completo dominador de los mares, aún sin vejiga natatoria.
La piel está protegida por pequeñas escamas vítreas llamadas placoides. Estas estructuras presentan una formación a modo de diente que le otorga a la epidermis la textura abrasiva clásica de los Tiburones.
Las aletas son firmes y de diversas formas. La dorsal, triangular, es uno de sus rasgos más distintivos y la caudal puede tener formas variadas según la especie.
El esqueleto es cartilaginoso, por tal motivo estos peces están agrupados en la categoría sistemática de Condríctios. Los peces con esqueleto óseo pertenecen al grupo de los Osteíctios.
El Tiburón devora todo lo que encuentra a su paso. Está en la cúspide de la cadena alimentaria marina. Todo lo que le parezca comestible será apto, pero tiene predilección por las carnes frescas y sanguinolientas. Los expertos tiburoneros de Camet, Punta Médanos y San Blas, afirman que para tentarlos, las aletas del Chucho recién pescado y las Lisas frescas son carnadas inmejorables.
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